Separar con mis dedos tus cabellos.
Embriagarme del perfume de tu cuello.
Inmolarme poco a poco entre tus senos.
Sabotear torpemente tus botones, tan ajenos a mi deseo.
Observarte caer sobre la almohada, dibujando sobre ella montezuelos. O quizá encontrar en tu mirada, ese "sí" que tantas veces vi en mis sueños.
Acercar mis labios a tu vientre.
Y quedarme en tus adentros un buen tiempo.
Observarte desde el sur, mientras atraviesan...tus gemidos las paredes del infierno.
Devolverte uno a uno los abrazos.
Mientras te vas temblando a nuestro cielo.
Hola:
ResponderEliminarVine a retribuirte la visita a mi blog y me encontré con un espacio muy interesante, la entrada va recorriendo un itinerario que ninguna mujer rechazaría, muy bien logrado.
Veo que no subes entradas muy asiduamente, harías bien en hacerlo, pues leí 3 y me parece que tendrías que dejar más libre al escritor que hay en vos.
Me quedo como el 7°.
Un abrazo.
HD
Realmente es una entrada que no deja indiferente; el final es espléndido.
ResponderEliminarEs un placer visitarte.
Un abrazo desde Pozuelo, Madrid.
josef.