Miraba en sus ojos el pasado.
Veía siestas calurosas bajo un techo de chapas.
Tormentas sin agua pero con gritos cercanos.
Juguetes de plástico sin brillo. sopas y más sopas de lo mismo.
Descubrí momentos felices, de la mano de unas manos cálidas.
Encontré también en lo profundo tristezas viejas, cansadas de ir y venir en su mente.
El café se enfrió entre nosotros.
Creo que solo nos dijimos un par de cosas sin importancia, vacías.
Supimos a los dos segundos de sentarnos, bajo el ventananal que da a San Martín, que no terminaríamos en la cama. Y eso fue lo que nos liberó. permitiéndonos mirarnos tranquilamente.
Antes de marcharse, le pregunté si vio algo en mi.
Me respondió que si. Me habló de mi pasado, de las siestas largas, de los juguetes apagados... de las tristezas agotadas.
Sonrió mientras acariciaba mis mejillas y salió del café, tomando Colón hacia el oeste.
lunes, 25 de abril de 2011
lunes, 18 de abril de 2011
Amistad II
Fernando Castro, decidió matar a su mejor amigo, un domingo por la tarde.
Tenía todo planeado a la perfección. Sobre todo su coartada.
El único detalle por resolver, era el arma a utilizar.
Pensó en un cuchillo y hasta empuñó uno para practicar el certero puntazo. Pero su frágil resistencia a la sangre atentaba contra todo lo planeado. Pues la policía encontraría el cadáver de la víctima y a su lado, al asesino desmayado.
Pensó en una pistola. Pero conseguirla dejaría una indeseable pista. Y dos asesinatos era mucho para él.
La idea de las drogas tomó fuerza en su mente. Pero su amigo las había dejado hacia tiempo y no podría inducirlo a volver.
Tomó lápiz y papel y comenzó a escribir los motivos que tenía para matarlo. buscando ideas, anotó uno a uno, todos ellos.
Casi terminando la hoja, se les agotaron.
Entonces puso su firma y se la envió como carta.
A los cuatro días recibió una carta del amigo, que decía:
Querido Fernando: Al recibir tu carta me encontraba a punto de quitarme la vida. Quiero que sepas lo mucho que te agradezco el haberme escrito, ya que supe que alguien, se preocupaba por mi. La verdad que no tengo palabras más que de agradecimiento hacia ti. Lo único que te pido es que me digas lo que escribiste ya que la emoción del momento, me llevó a correr de alegría tirando todo a mi paso, por lo que perdí tu carta sin siquiera abrirla. Te quiere, tu amigo Maldo.
Tenía todo planeado a la perfección. Sobre todo su coartada.
El único detalle por resolver, era el arma a utilizar.
Pensó en un cuchillo y hasta empuñó uno para practicar el certero puntazo. Pero su frágil resistencia a la sangre atentaba contra todo lo planeado. Pues la policía encontraría el cadáver de la víctima y a su lado, al asesino desmayado.
Pensó en una pistola. Pero conseguirla dejaría una indeseable pista. Y dos asesinatos era mucho para él.
La idea de las drogas tomó fuerza en su mente. Pero su amigo las había dejado hacia tiempo y no podría inducirlo a volver.
Tomó lápiz y papel y comenzó a escribir los motivos que tenía para matarlo. buscando ideas, anotó uno a uno, todos ellos.
Casi terminando la hoja, se les agotaron.
Entonces puso su firma y se la envió como carta.
A los cuatro días recibió una carta del amigo, que decía:
Querido Fernando: Al recibir tu carta me encontraba a punto de quitarme la vida. Quiero que sepas lo mucho que te agradezco el haberme escrito, ya que supe que alguien, se preocupaba por mi. La verdad que no tengo palabras más que de agradecimiento hacia ti. Lo único que te pido es que me digas lo que escribiste ya que la emoción del momento, me llevó a correr de alegría tirando todo a mi paso, por lo que perdí tu carta sin siquiera abrirla. Te quiere, tu amigo Maldo.
jueves, 7 de abril de 2011
Crónica del mundo
Bien podría pensar don Soria, que la locura del norte, llegaría tan lejos como ha llegado.
En el mundo que vemos por la tele, caberían aún más locuras desopilantes.
Pero no hablo de extravagancias graciosas o los ya gastados bloopers. Hablo de los asesinatos masivos y totalmente legales ante los ojos del mundo.
Mientras Inglaterra se rie a carcajadas de las disposiciones de la ONU. También lo hace su primo de sangre. La palabra desarme parece no figurar en ningun diccionario yanki.
Mientras el mundo gira, su eje va rotando a causa de los terremotos. Mientras estas leyendo ésto, nuevos tratados se firman.
El vaciamiento económico empuja al hambre, la falta de trabajo y oportunidades.
Aunque todavía no inventan la bomba más poderosa, siguen trabajando en ello con aínco. Creen estar cerca. Mientras tanto su yugo se esparce por el resto del mundo.
Yo particularmente no creo que lo logren. Será dificil acabar con la esperanza. Solo basta mirar ahí, donde nadie mira.
En el mundo que vemos por la tele, caberían aún más locuras desopilantes.
Pero no hablo de extravagancias graciosas o los ya gastados bloopers. Hablo de los asesinatos masivos y totalmente legales ante los ojos del mundo.
Mientras Inglaterra se rie a carcajadas de las disposiciones de la ONU. También lo hace su primo de sangre. La palabra desarme parece no figurar en ningun diccionario yanki.
Mientras el mundo gira, su eje va rotando a causa de los terremotos. Mientras estas leyendo ésto, nuevos tratados se firman.
El vaciamiento económico empuja al hambre, la falta de trabajo y oportunidades.
Aunque todavía no inventan la bomba más poderosa, siguen trabajando en ello con aínco. Creen estar cerca. Mientras tanto su yugo se esparce por el resto del mundo.
Yo particularmente no creo que lo logren. Será dificil acabar con la esperanza. Solo basta mirar ahí, donde nadie mira.
miércoles, 6 de abril de 2011
El mundo
Silbaba Ana el tango volver, mientras regaba los malvones plásticos en su balcón.
Al atardecer, bajaba a caminar por la Alameda, luego San Martín hasta Santiago del Estero. Plaza Talleres, columpio rojo.
Desde ahí solamente se puede observar el mundo tal como es. Solía decir.
Al atardecer, bajaba a caminar por la Alameda, luego San Martín hasta Santiago del Estero. Plaza Talleres, columpio rojo.
Desde ahí solamente se puede observar el mundo tal como es. Solía decir.
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