lunes, 2 de mayo de 2011

Crónica de Jorgito

Jorge Cortez, había conocido la mayor parte de la Argentina vendiendo targetas con los signos zodiacales por las calles.
Sufrió el calor del norte, la humedad del centro y el frío del sur.
Viajando casi siempre de prestado. Vendía alfajores o galletas en los colectivos.
Bromeaba con los choferes y piropeaba respetuosamente a las pasajeras.
Por las noches, se cobijaba en pensiones familiares, o de las otras.
Sacaba cuentas sin calculadoras, con la presición de un doctor en matemáticas.
Un día le pregunté, mientras tomábamos una cerveza en una estación de Lavalle.- Cómo se vive, sin un lugar donde volver?
Gracias por preguntarme eso...hacía tiempo que no pasaba por casa- contestó, mientras vaciaba la botella en un shopp limado por los años.

Calles X

Era viernes por la tarde y Ana, volvía a meterse en mi cabeza.
Yo buscaba un disco de Creedence perdido entre los cajones gastados.
Fernando Castro la había visto unos meses atrás, cerca de la terminal, vendiendo sueños soñados. Algunos demasiado baratos y otros absurdamente inalcanzables.
No encontré el disco. Decidí bajar a caminar. Como siempre , mis pies repiten baldosas y esquinas.
Cruce San Martín, bajando por Alem. La fuente de la plaza estaba encendida, por lo que demoré unos segundos. Su ruido calmaba algo en mi.
Llegué a San Juan decidido a continuar por ella hacia el centro.
Ana continuaba en mi cabeza y seguir por Alem no ayudaría a quitarla de allí.
Otra vez el pánico se adueñó de mi y luego de las palpitaciones, doblé a la derecha hacia Vicente Zapata.
Ni el uno ni el otro. Tal vez el sur me depararía nuevos aires, o nuevas Anas... quizá no tan crueles.