sábado, 20 de noviembre de 2010

90

Ahora puedo ver mis errores. Tan lejanos como concretos.
Amigos que perdí, sin perderlos de vista.
Palabras selladas en mi mente. Acciones que desde el hoy, parecen tan absurdas.
Disculpas que nunca pedí. Puñetazos que jamás apliqué.
Me estaré poniendo viejo nomas?
Si tengo aún tanto hambre de vida.
Será tal vez, que aún no me indigesta esta realidad. Si es que existe dicha cosa.
Por ahora ron o vodka... lo mismo me da.

lunes, 15 de noviembre de 2010

A mi viejo

Soñaba que acariciaba sus manos. Ajadas, ya deformes.
Frías como hielo, duras como cedro.
Sus ojos entreabiertos. Su voz tan clara y tierna.
Soñaba que a su lado, compartíanos un mate bueno.
Hablábamos de Gimnasia y lo mal que esta jugando... y del tiempo.
Fumábamos del mismo cigarro, llorando a la sombra de algún recuerdo.
Donde estas viejo querido?
Tenés que me regales un ratito?
Solo me queda el consuelo, de su fe en el Dios de los buenos.
Y su sonrisa de niño, festejando mi llegada.

jueves, 11 de noviembre de 2010

80

Teníamos un árbol con casita.
Un sidecar sin moto.
Un pozo sin tapa.
Teníamos yo-yo con piola.
Dedos con tierra, pelos con piojos.
Teníamos frío en invierno y calor en verano.
Zapatos duros y medias de tubo.
Canasto de merienda, tiza de colores, plastilina en los bolsillos.
Teníamos sueños futboleros y hambre de tortas.
Pelotas de plástico, gigios de telgopor y libretas de San Lorenzo.
Teníamos miedos absurdos, golpes en las rodillas.
Cometas de diario, mensajes al cielo, silbatos sin bolitas.
Bombitas en las ruedas y cucharas en los autos rotos.
Teníamos una bandera y un himno.
Una moneda de a cien y tutucas con jugo.
Teníamos padres y algunos madres.
Teníamos un cielo claro y agua pura.
Miradas que hablaban. Manos que acariciaban.
Maestras que retaban y vecinos con quejas.
Teníamos un país con islas y vidrios rotos.
Chicos con miedo, fusiles sin balas, tormenta sin techo.
Teníamos juegos sin trampas. Cartas sin pegar, fotos que recordar.
Teníamos barrio sin chimeneas. bolsas de trapo... vacías.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Cuando llegues

Constanza, trae en su bolso una foto. Una foto aún no sacada.
Es tan libre, que cuando lo descubra, dejará de sostener sus amarras.
Volará sin licencia por nubes grises y violetas.
Trátame bien cuando llegues. Que los besos más hermosos son los que tardan. Y las manos de los ángeles, suelen acariciar despacio.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Locos III

Solo los que se detienen a mirar, pueden ver.
El Pelusa, tiene una gran colección de discos y revistas.
Además de camisas de la década del sesenta sin estrenar.
Unas patillas a lo Elvis y un gran parecido a Sandro de América.
El mate en la mano y el cigarrillo en la boca.
Los años encima y la figura intacta. El de siempre, el del barrio, el Pelusa.
El día que murió su madre, salió a caminar, a ver si conseguía un cigarro y alguna charla de entonces.
De aquellas que nunca faltaban.
El tiempo no pasa detrás de esas paredes. Hasta el olor a mate hirviendo es el mismo.
Ayer entré a saludar y me vi bajo esa ventana, con mis ocho años. El flequillo a lo Balá y una taza de azúcar en la mano. Llamando a doña Nelly, y desde adentro su dulce voz diciendo "Pase m`hijito... Qué anda buscando?

Maldito Chile que...

Con las manos en los bolsillos del sobretodo. Y la sobrebarba perdiendo forma.
Por las tripas del metro fui dejando mala imagen.
El olor a ciudad húmeda, contrastando con el miyagi en mi cuello y el humo de los pall en mis dedos.
Hasta plaza Italia, via Escuela Militar. Bajé en Suecia y caminé un poco.
Me detuve frente al café unos segundos.
Desde ahí miré hacia arriba. La ventana, el balcón, las tejas, la antena, las nubes, la lluvia. Entré al café y pedí el teléfono.
La distancia es tan corta entre el desamor y la cordura. Cómo pude estar tan loco? Me pregunté, mientras le pedía al mozo una botella de ron para llevar.