jueves, 26 de agosto de 2010

Fantasmas IX

Frente al autocine hay un cerro.
En su cumbre hay una casa.
En la casa hay una ventana.
Detrás de ella una mujer.
Que mira las películas gratis, utilizando una radio portátil para escuchar.
Es la crítica de cine más objetiva que conozco.
El día que murió su marido. Ese mismo día, inauguraron el autocine.
A ella le gusta pensar que él, a través de la pantalla, le manda mensajes de amor. Mensajes que solo ella sabe descifrar.

martes, 24 de agosto de 2010

Recuerdos

Para entonces. Creí haber dado la cantidad de besos apropiados.
Haber tomado la cantidad justa de vino. Dicho las palabras exactas.
Para entonces. Ya había recorrido los kilómetros que se suponen llevan al olvido.
Haber marcado la totalidad de números telefónicos. Masticado el agua de la dicha.
Para entonces. Ya los sueños mal soñados, habían subrayado mis ojos de gris.
Y las maletas se encontraban vacías...

viernes, 20 de agosto de 2010

Clara

El día de su cumpleaños, Clara tomó un vuelo de dieciocho horas. Un vuelo que la cruzaría a su nueva vida.
Pasaron varios cumpleaños más, hasta que recibí su primer carta.
Las cosas habían cambiado desde entonces. Pero al abrirla, volvió la primavera aquella. Volvieron los olores, los recuerdos, las miradas.
Aquellas noches de calesita de barrio. que llegaba y revolucionaba todo. Con sus sillas voladoras y los botes impulsados con soga. La música y las quermes. Todo volvió.
Aquella niña delgada, con vestido rosa debajo de la rodilla y dos colitas en el pelo. Buscando mi mirada entre la gente, hasta encontrarla y detener el tiempo.
Las palabras dulces, sinceras hasta el dolor. Los mocasines molestos. los focos rotos de la esquina.
Todo volvió en aquel instante. Me sacudió el paso del tiempo y tuve que detener las lágrimas a fuerza de no se qué.
Volví a la carta. Clara ya no era una niña. Pero me escribió como si lo fuera. Eran unas palabras de otro tiempo. Eran la continuación de nuestra ultima charla. Creo que la escribió el día que se fue. Y por algún motivo decidió enviármela tantos años después.
La carta tenía mi nombre subrayado y solo tres palabras: Siempre te esperaré.

jueves, 19 de agosto de 2010

Olvido

Lento recorro tu cuerpo.
Indagando suavemente tus refugios.
Golpeame con tus latidos. Baja la guardia de una puta vez...
que la noche está comenzando... y ya nada puedo perder.
Asomate a la ventana del deseo y deja volar los pájaros.
Busca hoy entre mis sábanas, lo que alguna vez dejaste olvidado.

sábado, 14 de agosto de 2010

Canción

"Soy libre... libre hasta el fin" cantaba Tomichelle en un recital capitalino.
Canción que me dedicó él mismo.
Busco el sentido de la palabra libertad. Mientras me aferro irresponsablemente, a la soga del recuerdo.

Historia de amor

El mediodía de agosto, trajo uno de los peores dolores que un ser puede sentir.
No había qué comer y mi padre decidió enviarme a casa de su hermana. Donde podría comer lo que quisiera y quedarme un tiempo.
Yo me negaba a subir a ese colectivo que me alejara de casa. Que me alejaba de él.
Subí llorando y a las cuatro cuadras me bajé.
Al volver a casa lo encontré raspando un sartén buscando algo que le calme el hambre.
Me miró y vi el dolor en sus ojos. La impotencia lo hizo llorar. Me abrazó y reprochandome haber vuelto,  besó mi cabeza.
Estábamos los dos. Solos por la vida. Yo tenía unos nueve años pero me sentía padre.
Recuerdo que esa tarde que comenzaba sin comida, sellamos aún más, los lazos que nos unían.
En las buenas y en las malas, íbamos juntos.
Padre e hijo, hermanos de la vida, amigos de corazón.

viernes, 13 de agosto de 2010

Sueños IV

De niño soñaba con una mujer.
Soñaba que me miraba mientras yo jugaba. Quizá oculta detrás de un árbol, o tal vez desde la esquina.
También la imaginé llegando con su bolso y su tapado marrón. O esperándome a la salida del pasillo, parada frente a mi portón.
Mi viejo me habló mucho de ella. Me la describió como una mujer de mediana estatura. Con el pelo claro y rostro sufrido.
Pasó mi niñez y el sueño fue quedando detrás de otros sueños. Quizá mas propios, de un joven que comenzaba a descubrir un mundo de posibilidades.
Pero una noche. solo una noche. El joven volvió a ser niño. Se durmió entre las caricias de su madre. Volvió al calor que no sintió durante veintidós años.

Volver a verte

Pasaron siete años hasta que la volví a ver.
Llevaba el pelo mas largo  y la mirada más triste.
Tenía en sus manos, las marcas inobjetables del paso del tiempo.
-Que necesita? Preguntó, detrás de la tranquera cercana a su casa.
No me había reconocido.
Yo pesaba unos cuantos kilos más y mi vestimenta era muy distinta a la de aquellos años.
-Soy tu hijo. Dije con voz aún mas ronca.
El abrazo llegó poco después y duró más de lo imaginado.
Ya sentados en su mesa, hablamos de la vida entre mate y mate.
Es curioso hablar con tu madre y sentirte un extraño. Tal vez sea eso para ella.
Aunque un día de enero, se que llora en silencio.