Para entonces. Creí haber dado la cantidad de besos apropiados.
Haber tomado la cantidad justa de vino. Dicho las palabras exactas.
Para entonces. Ya había recorrido los kilómetros que se suponen llevan al olvido.
Haber marcado la totalidad de números telefónicos. Masticado el agua de la dicha.
Para entonces. Ya los sueños mal soñados, habían subrayado mis ojos de gris.
Y las maletas se encontraban vacías...
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