viernes, 18 de noviembre de 2011
Tiempo
Si la muerte es parte de la vida...la vida es parte de la muerte. Morimos de a poco a cada instante, dichosos los que viven la vida, sin pensar en la muerte. Pobres los que mueren en vida, sin hacer algo que valga la pena.
viernes, 4 de noviembre de 2011
Ventanas verdes
Separar con mis dedos tus cabellos.
Embriagarme del perfume de tu cuello.
Inmolarme poco a poco entre tus senos.
Sabotear torpemente tus botones, tan ajenos a mi deseo.
Observarte caer sobre la almohada, dibujando sobre ella montezuelos. O quizá encontrar en tu mirada, ese "sí" que tantas veces vi en mis sueños.
Acercar mis labios a tu vientre.
Y quedarme en tus adentros un buen tiempo.
Observarte desde el sur, mientras atraviesan...tus gemidos las paredes del infierno.
Devolverte uno a uno los abrazos.
Mientras te vas temblando a nuestro cielo.
Embriagarme del perfume de tu cuello.
Inmolarme poco a poco entre tus senos.
Sabotear torpemente tus botones, tan ajenos a mi deseo.
Observarte caer sobre la almohada, dibujando sobre ella montezuelos. O quizá encontrar en tu mirada, ese "sí" que tantas veces vi en mis sueños.
Acercar mis labios a tu vientre.
Y quedarme en tus adentros un buen tiempo.
Observarte desde el sur, mientras atraviesan...tus gemidos las paredes del infierno.
Devolverte uno a uno los abrazos.
Mientras te vas temblando a nuestro cielo.
jueves, 29 de septiembre de 2011
Vuelta
Arrojé la línea por última vez como a las siete de la mañana. Llevaba pescando toda la noche y había terminado mi paquete de cigarrillos.
Las sirenas de los barcos comenzaron temprano su concierto.
Por alguna razón, el rostro de Gerardo, un amigo de la infancia, y algunas aventuras juntos, habían vuelto a mi mente durante toda la noche.
Mi regreso a Mendoza, con muchas más penas que glorias, era inminente. Creí en ese momento, que pudiera ser esa la razón de mi amigo girando en mi cabeza.
Por la tarde, dejé la pensión y me dirigí a Retiro.
Mendoza me recibió sin esperarme.
Al llegar a la terminal, compré el diario. Gimnasia había ganado a Maipú 2 a 0. Los docentes levantaban el paro. El gobernador asistía en China a una muestra de vinos. Gerardo Gatica murió antes de llegar al hospital, tras un accidente automovilístico.
Eran las doce de la noche. No llegué a darle el último adiós.
Las sirenas de los barcos comenzaron temprano su concierto.
Por alguna razón, el rostro de Gerardo, un amigo de la infancia, y algunas aventuras juntos, habían vuelto a mi mente durante toda la noche.
Mi regreso a Mendoza, con muchas más penas que glorias, era inminente. Creí en ese momento, que pudiera ser esa la razón de mi amigo girando en mi cabeza.
Por la tarde, dejé la pensión y me dirigí a Retiro.
Mendoza me recibió sin esperarme.
Al llegar a la terminal, compré el diario. Gimnasia había ganado a Maipú 2 a 0. Los docentes levantaban el paro. El gobernador asistía en China a una muestra de vinos. Gerardo Gatica murió antes de llegar al hospital, tras un accidente automovilístico.
Eran las doce de la noche. No llegué a darle el último adiós.
martes, 23 de agosto de 2011
Alfil
De niño tenía un sueño, que se repetía constantemente.
En él, yo era un alfil, en medio de un gran tablero de ajedrez. Sólo un alfil, la puta madre!!!
Hace años que no lo sueño. Hace años que voy para adelante. No me gustan las diagonales. Por más lejos que lleguen.
En él, yo era un alfil, en medio de un gran tablero de ajedrez. Sólo un alfil, la puta madre!!!
Hace años que no lo sueño. Hace años que voy para adelante. No me gustan las diagonales. Por más lejos que lleguen.
Lluvia
Un té en hebras.
Dos vueltas de reloj de arena.
Una vez más, frente a frente.
El pasado y el presente... nunca el futuro. Así ha de ser, por el bien de todos.
Solo me faltó dejar salir de su prisión, a las palabras. Aquellas que están privadas dentro de mi boca.
Aquellas que algún día salieron y luego, las tuve que tragar.
Decía Federico, que uno se traicionaba a sí mismo al no ser feliz.
Digo yo, que la felicidad la encuentro a cada momento. Y la pierdo al terminar cada cigarrillo.
Cómo extraño a mis amigos. A los buenos y los no tanto.
El té se enfrió sobre la mesa. Es hora de salir a fumar. No importa que llueva.
Dos vueltas de reloj de arena.
Una vez más, frente a frente.
El pasado y el presente... nunca el futuro. Así ha de ser, por el bien de todos.
Solo me faltó dejar salir de su prisión, a las palabras. Aquellas que están privadas dentro de mi boca.
Aquellas que algún día salieron y luego, las tuve que tragar.
Decía Federico, que uno se traicionaba a sí mismo al no ser feliz.
Digo yo, que la felicidad la encuentro a cada momento. Y la pierdo al terminar cada cigarrillo.
Cómo extraño a mis amigos. A los buenos y los no tanto.
El té se enfrió sobre la mesa. Es hora de salir a fumar. No importa que llueva.
lunes, 2 de mayo de 2011
Crónica de Jorgito
Jorge Cortez, había conocido la mayor parte de la Argentina vendiendo targetas con los signos zodiacales por las calles.
Sufrió el calor del norte, la humedad del centro y el frío del sur.
Viajando casi siempre de prestado. Vendía alfajores o galletas en los colectivos.
Bromeaba con los choferes y piropeaba respetuosamente a las pasajeras.
Por las noches, se cobijaba en pensiones familiares, o de las otras.
Sacaba cuentas sin calculadoras, con la presición de un doctor en matemáticas.
Un día le pregunté, mientras tomábamos una cerveza en una estación de Lavalle.- Cómo se vive, sin un lugar donde volver?
Gracias por preguntarme eso...hacía tiempo que no pasaba por casa- contestó, mientras vaciaba la botella en un shopp limado por los años.
Sufrió el calor del norte, la humedad del centro y el frío del sur.
Viajando casi siempre de prestado. Vendía alfajores o galletas en los colectivos.
Bromeaba con los choferes y piropeaba respetuosamente a las pasajeras.
Por las noches, se cobijaba en pensiones familiares, o de las otras.
Sacaba cuentas sin calculadoras, con la presición de un doctor en matemáticas.
Un día le pregunté, mientras tomábamos una cerveza en una estación de Lavalle.- Cómo se vive, sin un lugar donde volver?
Gracias por preguntarme eso...hacía tiempo que no pasaba por casa- contestó, mientras vaciaba la botella en un shopp limado por los años.
Calles X
Era viernes por la tarde y Ana, volvía a meterse en mi cabeza.
Yo buscaba un disco de Creedence perdido entre los cajones gastados.
Fernando Castro la había visto unos meses atrás, cerca de la terminal, vendiendo sueños soñados. Algunos demasiado baratos y otros absurdamente inalcanzables.
No encontré el disco. Decidí bajar a caminar. Como siempre , mis pies repiten baldosas y esquinas.
Cruce San Martín, bajando por Alem. La fuente de la plaza estaba encendida, por lo que demoré unos segundos. Su ruido calmaba algo en mi.
Llegué a San Juan decidido a continuar por ella hacia el centro.
Ana continuaba en mi cabeza y seguir por Alem no ayudaría a quitarla de allí.
Otra vez el pánico se adueñó de mi y luego de las palpitaciones, doblé a la derecha hacia Vicente Zapata.
Ni el uno ni el otro. Tal vez el sur me depararía nuevos aires, o nuevas Anas... quizá no tan crueles.
Yo buscaba un disco de Creedence perdido entre los cajones gastados.
Fernando Castro la había visto unos meses atrás, cerca de la terminal, vendiendo sueños soñados. Algunos demasiado baratos y otros absurdamente inalcanzables.
No encontré el disco. Decidí bajar a caminar. Como siempre , mis pies repiten baldosas y esquinas.
Cruce San Martín, bajando por Alem. La fuente de la plaza estaba encendida, por lo que demoré unos segundos. Su ruido calmaba algo en mi.
Llegué a San Juan decidido a continuar por ella hacia el centro.
Ana continuaba en mi cabeza y seguir por Alem no ayudaría a quitarla de allí.
Otra vez el pánico se adueñó de mi y luego de las palpitaciones, doblé a la derecha hacia Vicente Zapata.
Ni el uno ni el otro. Tal vez el sur me depararía nuevos aires, o nuevas Anas... quizá no tan crueles.
lunes, 25 de abril de 2011
Calles II
Miraba en sus ojos el pasado.
Veía siestas calurosas bajo un techo de chapas.
Tormentas sin agua pero con gritos cercanos.
Juguetes de plástico sin brillo. sopas y más sopas de lo mismo.
Descubrí momentos felices, de la mano de unas manos cálidas.
Encontré también en lo profundo tristezas viejas, cansadas de ir y venir en su mente.
El café se enfrió entre nosotros.
Creo que solo nos dijimos un par de cosas sin importancia, vacías.
Supimos a los dos segundos de sentarnos, bajo el ventananal que da a San Martín, que no terminaríamos en la cama. Y eso fue lo que nos liberó. permitiéndonos mirarnos tranquilamente.
Antes de marcharse, le pregunté si vio algo en mi.
Me respondió que si. Me habló de mi pasado, de las siestas largas, de los juguetes apagados... de las tristezas agotadas.
Sonrió mientras acariciaba mis mejillas y salió del café, tomando Colón hacia el oeste.
Veía siestas calurosas bajo un techo de chapas.
Tormentas sin agua pero con gritos cercanos.
Juguetes de plástico sin brillo. sopas y más sopas de lo mismo.
Descubrí momentos felices, de la mano de unas manos cálidas.
Encontré también en lo profundo tristezas viejas, cansadas de ir y venir en su mente.
El café se enfrió entre nosotros.
Creo que solo nos dijimos un par de cosas sin importancia, vacías.
Supimos a los dos segundos de sentarnos, bajo el ventananal que da a San Martín, que no terminaríamos en la cama. Y eso fue lo que nos liberó. permitiéndonos mirarnos tranquilamente.
Antes de marcharse, le pregunté si vio algo en mi.
Me respondió que si. Me habló de mi pasado, de las siestas largas, de los juguetes apagados... de las tristezas agotadas.
Sonrió mientras acariciaba mis mejillas y salió del café, tomando Colón hacia el oeste.
lunes, 18 de abril de 2011
Amistad II
Fernando Castro, decidió matar a su mejor amigo, un domingo por la tarde.
Tenía todo planeado a la perfección. Sobre todo su coartada.
El único detalle por resolver, era el arma a utilizar.
Pensó en un cuchillo y hasta empuñó uno para practicar el certero puntazo. Pero su frágil resistencia a la sangre atentaba contra todo lo planeado. Pues la policía encontraría el cadáver de la víctima y a su lado, al asesino desmayado.
Pensó en una pistola. Pero conseguirla dejaría una indeseable pista. Y dos asesinatos era mucho para él.
La idea de las drogas tomó fuerza en su mente. Pero su amigo las había dejado hacia tiempo y no podría inducirlo a volver.
Tomó lápiz y papel y comenzó a escribir los motivos que tenía para matarlo. buscando ideas, anotó uno a uno, todos ellos.
Casi terminando la hoja, se les agotaron.
Entonces puso su firma y se la envió como carta.
A los cuatro días recibió una carta del amigo, que decía:
Querido Fernando: Al recibir tu carta me encontraba a punto de quitarme la vida. Quiero que sepas lo mucho que te agradezco el haberme escrito, ya que supe que alguien, se preocupaba por mi. La verdad que no tengo palabras más que de agradecimiento hacia ti. Lo único que te pido es que me digas lo que escribiste ya que la emoción del momento, me llevó a correr de alegría tirando todo a mi paso, por lo que perdí tu carta sin siquiera abrirla. Te quiere, tu amigo Maldo.
Tenía todo planeado a la perfección. Sobre todo su coartada.
El único detalle por resolver, era el arma a utilizar.
Pensó en un cuchillo y hasta empuñó uno para practicar el certero puntazo. Pero su frágil resistencia a la sangre atentaba contra todo lo planeado. Pues la policía encontraría el cadáver de la víctima y a su lado, al asesino desmayado.
Pensó en una pistola. Pero conseguirla dejaría una indeseable pista. Y dos asesinatos era mucho para él.
La idea de las drogas tomó fuerza en su mente. Pero su amigo las había dejado hacia tiempo y no podría inducirlo a volver.
Tomó lápiz y papel y comenzó a escribir los motivos que tenía para matarlo. buscando ideas, anotó uno a uno, todos ellos.
Casi terminando la hoja, se les agotaron.
Entonces puso su firma y se la envió como carta.
A los cuatro días recibió una carta del amigo, que decía:
Querido Fernando: Al recibir tu carta me encontraba a punto de quitarme la vida. Quiero que sepas lo mucho que te agradezco el haberme escrito, ya que supe que alguien, se preocupaba por mi. La verdad que no tengo palabras más que de agradecimiento hacia ti. Lo único que te pido es que me digas lo que escribiste ya que la emoción del momento, me llevó a correr de alegría tirando todo a mi paso, por lo que perdí tu carta sin siquiera abrirla. Te quiere, tu amigo Maldo.
jueves, 7 de abril de 2011
Crónica del mundo
Bien podría pensar don Soria, que la locura del norte, llegaría tan lejos como ha llegado.
En el mundo que vemos por la tele, caberían aún más locuras desopilantes.
Pero no hablo de extravagancias graciosas o los ya gastados bloopers. Hablo de los asesinatos masivos y totalmente legales ante los ojos del mundo.
Mientras Inglaterra se rie a carcajadas de las disposiciones de la ONU. También lo hace su primo de sangre. La palabra desarme parece no figurar en ningun diccionario yanki.
Mientras el mundo gira, su eje va rotando a causa de los terremotos. Mientras estas leyendo ésto, nuevos tratados se firman.
El vaciamiento económico empuja al hambre, la falta de trabajo y oportunidades.
Aunque todavía no inventan la bomba más poderosa, siguen trabajando en ello con aínco. Creen estar cerca. Mientras tanto su yugo se esparce por el resto del mundo.
Yo particularmente no creo que lo logren. Será dificil acabar con la esperanza. Solo basta mirar ahí, donde nadie mira.
En el mundo que vemos por la tele, caberían aún más locuras desopilantes.
Pero no hablo de extravagancias graciosas o los ya gastados bloopers. Hablo de los asesinatos masivos y totalmente legales ante los ojos del mundo.
Mientras Inglaterra se rie a carcajadas de las disposiciones de la ONU. También lo hace su primo de sangre. La palabra desarme parece no figurar en ningun diccionario yanki.
Mientras el mundo gira, su eje va rotando a causa de los terremotos. Mientras estas leyendo ésto, nuevos tratados se firman.
El vaciamiento económico empuja al hambre, la falta de trabajo y oportunidades.
Aunque todavía no inventan la bomba más poderosa, siguen trabajando en ello con aínco. Creen estar cerca. Mientras tanto su yugo se esparce por el resto del mundo.
Yo particularmente no creo que lo logren. Será dificil acabar con la esperanza. Solo basta mirar ahí, donde nadie mira.
miércoles, 6 de abril de 2011
El mundo
Silbaba Ana el tango volver, mientras regaba los malvones plásticos en su balcón.
Al atardecer, bajaba a caminar por la Alameda, luego San Martín hasta Santiago del Estero. Plaza Talleres, columpio rojo.
Desde ahí solamente se puede observar el mundo tal como es. Solía decir.
Al atardecer, bajaba a caminar por la Alameda, luego San Martín hasta Santiago del Estero. Plaza Talleres, columpio rojo.
Desde ahí solamente se puede observar el mundo tal como es. Solía decir.
jueves, 27 de enero de 2011
Años
Llegan los años y las palabras se vuelven más fáciles. Los encuentros se producen. Las miradas enfocan desde otro ángulo y los nombres van aumentando su significado.
Ya no es Juanita solamente. Juanita está llena de historias detrás.
Los amigos que quedan, pueden ver en tus ojos lo que te pasa.
El tiempo trae la pausa que perdimos con la prisa. Los mundiales nos sorprenden y miramos el del noventa como si estuviera recién terminado. Como si aún nos doliera ese penal tan injusto.
Si algo me has leído, estarás esperando la historia de amor. De ese amor callado y confuso. De aquella lágrima derramada en vano, sobre alguna alameda con lluvia. De eso se trata.
Ya no es Juanita solamente. Juanita está llena de historias detrás.
Los amigos que quedan, pueden ver en tus ojos lo que te pasa.
El tiempo trae la pausa que perdimos con la prisa. Los mundiales nos sorprenden y miramos el del noventa como si estuviera recién terminado. Como si aún nos doliera ese penal tan injusto.
Si algo me has leído, estarás esperando la historia de amor. De ese amor callado y confuso. De aquella lágrima derramada en vano, sobre alguna alameda con lluvia. De eso se trata.
lunes, 24 de enero de 2011
Ana
Ana, me contó que una vez saliendo de Mendoza, frente al Cóndor, vio a celeste caer desde el puente.
Dijo que no se atrevió a mirar el impacto. Pero al abrir los ojos, estaba caminando sobre la ruta, esquivando a los autos, entre bocinazos ensordecedores.
También me dijo te amo, fue mucho tiempo después. Durante un desfile de vendimia.
Tampoco le creí.
Dijo que no se atrevió a mirar el impacto. Pero al abrir los ojos, estaba caminando sobre la ruta, esquivando a los autos, entre bocinazos ensordecedores.
También me dijo te amo, fue mucho tiempo después. Durante un desfile de vendimia.
Tampoco le creí.
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