Cerca de la estación La República, en Santiago de Chile. Bajo la torre de telefónica y la llovizna persistente.
El vendedor de completos, levanta sus bártulos para dirigirse al sur de la ciudad, a alguna vieja pensión con las paredes descascaradas color naranja.
Como cada día a las ocho, yo estoy cerca de la ventana del café República, mirando la torre y mas atrás, mucho mas atrás, la pared nevada que me separa de mi pasado.
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