Dellepianne 285 primer piso, habitación 12.
La vieja pensión que me recibió durante mi exilio del corazón en Buenos Aires. No se llovía y tampoco vi ninguna araña mas grande que una naranja.
tenga cuidado- me dijo Jorge. El encargado de no limpiar.
A veces carlitos se pone a jugar y mueve las mesitas de luz cuando uno duerme-.
Carlitos, le llamaban los habitantes de aquella pensión, a un fantasmin que merodeaba el puerto de Campana.
En realidad yo nunca lo vi. Aunque si puedo asegurar haber escuchado, en más de una oportunidad, los pasos agitados de algunos pasajeros ocasionales, que casi siempre terminaban a mitad de calle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario