sábado, 20 de noviembre de 2010

90

Ahora puedo ver mis errores. Tan lejanos como concretos.
Amigos que perdí, sin perderlos de vista.
Palabras selladas en mi mente. Acciones que desde el hoy, parecen tan absurdas.
Disculpas que nunca pedí. Puñetazos que jamás apliqué.
Me estaré poniendo viejo nomas?
Si tengo aún tanto hambre de vida.
Será tal vez, que aún no me indigesta esta realidad. Si es que existe dicha cosa.
Por ahora ron o vodka... lo mismo me da.

lunes, 15 de noviembre de 2010

A mi viejo

Soñaba que acariciaba sus manos. Ajadas, ya deformes.
Frías como hielo, duras como cedro.
Sus ojos entreabiertos. Su voz tan clara y tierna.
Soñaba que a su lado, compartíanos un mate bueno.
Hablábamos de Gimnasia y lo mal que esta jugando... y del tiempo.
Fumábamos del mismo cigarro, llorando a la sombra de algún recuerdo.
Donde estas viejo querido?
Tenés que me regales un ratito?
Solo me queda el consuelo, de su fe en el Dios de los buenos.
Y su sonrisa de niño, festejando mi llegada.

jueves, 11 de noviembre de 2010

80

Teníamos un árbol con casita.
Un sidecar sin moto.
Un pozo sin tapa.
Teníamos yo-yo con piola.
Dedos con tierra, pelos con piojos.
Teníamos frío en invierno y calor en verano.
Zapatos duros y medias de tubo.
Canasto de merienda, tiza de colores, plastilina en los bolsillos.
Teníamos sueños futboleros y hambre de tortas.
Pelotas de plástico, gigios de telgopor y libretas de San Lorenzo.
Teníamos miedos absurdos, golpes en las rodillas.
Cometas de diario, mensajes al cielo, silbatos sin bolitas.
Bombitas en las ruedas y cucharas en los autos rotos.
Teníamos una bandera y un himno.
Una moneda de a cien y tutucas con jugo.
Teníamos padres y algunos madres.
Teníamos un cielo claro y agua pura.
Miradas que hablaban. Manos que acariciaban.
Maestras que retaban y vecinos con quejas.
Teníamos un país con islas y vidrios rotos.
Chicos con miedo, fusiles sin balas, tormenta sin techo.
Teníamos juegos sin trampas. Cartas sin pegar, fotos que recordar.
Teníamos barrio sin chimeneas. bolsas de trapo... vacías.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Cuando llegues

Constanza, trae en su bolso una foto. Una foto aún no sacada.
Es tan libre, que cuando lo descubra, dejará de sostener sus amarras.
Volará sin licencia por nubes grises y violetas.
Trátame bien cuando llegues. Que los besos más hermosos son los que tardan. Y las manos de los ángeles, suelen acariciar despacio.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Locos III

Solo los que se detienen a mirar, pueden ver.
El Pelusa, tiene una gran colección de discos y revistas.
Además de camisas de la década del sesenta sin estrenar.
Unas patillas a lo Elvis y un gran parecido a Sandro de América.
El mate en la mano y el cigarrillo en la boca.
Los años encima y la figura intacta. El de siempre, el del barrio, el Pelusa.
El día que murió su madre, salió a caminar, a ver si conseguía un cigarro y alguna charla de entonces.
De aquellas que nunca faltaban.
El tiempo no pasa detrás de esas paredes. Hasta el olor a mate hirviendo es el mismo.
Ayer entré a saludar y me vi bajo esa ventana, con mis ocho años. El flequillo a lo Balá y una taza de azúcar en la mano. Llamando a doña Nelly, y desde adentro su dulce voz diciendo "Pase m`hijito... Qué anda buscando?

Maldito Chile que...

Con las manos en los bolsillos del sobretodo. Y la sobrebarba perdiendo forma.
Por las tripas del metro fui dejando mala imagen.
El olor a ciudad húmeda, contrastando con el miyagi en mi cuello y el humo de los pall en mis dedos.
Hasta plaza Italia, via Escuela Militar. Bajé en Suecia y caminé un poco.
Me detuve frente al café unos segundos.
Desde ahí miré hacia arriba. La ventana, el balcón, las tejas, la antena, las nubes, la lluvia. Entré al café y pedí el teléfono.
La distancia es tan corta entre el desamor y la cordura. Cómo pude estar tan loco? Me pregunté, mientras le pedía al mozo una botella de ron para llevar.

martes, 26 de octubre de 2010

Verdades

Qué injusta es la vida...
con los amores cercados.
Los nombres más resistidos.
Cuánto tiempo debe ser esperado.
Palabras que aún esperan libertades.
Qué profundas pueden ser las heridas.
Qué hubiese hecho el destino conmigo?
Qué injusto fue ponerte..
 de esta forma a mi lado.
Algún día llegara el día.
Y sabremos entonces,
recién entonces... cuánto nos hemos amado.

lunes, 25 de octubre de 2010

Otra de mis noches

Las cámaras se apagaron y la esquina de Santiago volvió a la oscuridad.
La escena salió bien y los técnicos comenzaron a recoger los equipos.
Esa noche Chile le ganaba a Brasil por la copa América y el centro se encontraba casi desierto.
Volví a casa en el metro. Buscando en las caras, eso que venía buscando hacia tiempo.
Como siempre sin encontrarla. Apoyé la cabeza en la almohada y puse Sabina en mis oídos.
Fue una noche más. Bajando el telón sin aplausos. Llevando mis historias a través del abismo. Con los recuerdos mordiendo mi mente y el tabaco barato en mis bolsillos.

Locos I

Como en todos los pueblos del mundo. Un loco anda suelto.
El Torino, le decían a un personaje de Villa Mercedes San Luis. Resulta raro el sobrenombre, ya que es una marca de autos muy famosa de la década del sesenta.
Lógicamente, respondía a las características de un conductor que manejaba por medio de las calles céntricas, apoyando una mano en el volante y su brazo izquierdo en la ventanilla, de un auto Torino imaginario.
La gente del pueblo lo conocía bien y hasta respetaba su andar.
Aunque ésto demore un poco el tránsito.
Saludaba a todo el mundo y respetaba los semáforos.
Lo simpático se terminó un día, que frente a la terminal, conducía un colectivo de larga distancia. Al parecer calculó mal el ángulo de giro. Después de varios minutos de maniobras, cuando ya había logrado al parecer meter la trompa al puente, un viajante oriundo de Buenos Aires, lo embistió matando la magia.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Mientras tanto

Mientras tanto espero inmóvil
la llegada de sus senos a mi boca
la mirada de sus ojos hacia el cielo
y sus uñas abriendo surcos a mi espalda.

Mientras tanto espero ansioso
la unión infinita de las carnes
los besos mas bellos de la historia
el choque irónico de los mares.

Mientras tanto espero inútil
el rumor de la puerta que no abre
la canción que no se oye en su ventana
el mensaje que se oculta de mi mismo
el sabor prohibido de la manzana.

jueves, 26 de agosto de 2010

Fantasmas IX

Frente al autocine hay un cerro.
En su cumbre hay una casa.
En la casa hay una ventana.
Detrás de ella una mujer.
Que mira las películas gratis, utilizando una radio portátil para escuchar.
Es la crítica de cine más objetiva que conozco.
El día que murió su marido. Ese mismo día, inauguraron el autocine.
A ella le gusta pensar que él, a través de la pantalla, le manda mensajes de amor. Mensajes que solo ella sabe descifrar.

martes, 24 de agosto de 2010

Recuerdos

Para entonces. Creí haber dado la cantidad de besos apropiados.
Haber tomado la cantidad justa de vino. Dicho las palabras exactas.
Para entonces. Ya había recorrido los kilómetros que se suponen llevan al olvido.
Haber marcado la totalidad de números telefónicos. Masticado el agua de la dicha.
Para entonces. Ya los sueños mal soñados, habían subrayado mis ojos de gris.
Y las maletas se encontraban vacías...

viernes, 20 de agosto de 2010

Clara

El día de su cumpleaños, Clara tomó un vuelo de dieciocho horas. Un vuelo que la cruzaría a su nueva vida.
Pasaron varios cumpleaños más, hasta que recibí su primer carta.
Las cosas habían cambiado desde entonces. Pero al abrirla, volvió la primavera aquella. Volvieron los olores, los recuerdos, las miradas.
Aquellas noches de calesita de barrio. que llegaba y revolucionaba todo. Con sus sillas voladoras y los botes impulsados con soga. La música y las quermes. Todo volvió.
Aquella niña delgada, con vestido rosa debajo de la rodilla y dos colitas en el pelo. Buscando mi mirada entre la gente, hasta encontrarla y detener el tiempo.
Las palabras dulces, sinceras hasta el dolor. Los mocasines molestos. los focos rotos de la esquina.
Todo volvió en aquel instante. Me sacudió el paso del tiempo y tuve que detener las lágrimas a fuerza de no se qué.
Volví a la carta. Clara ya no era una niña. Pero me escribió como si lo fuera. Eran unas palabras de otro tiempo. Eran la continuación de nuestra ultima charla. Creo que la escribió el día que se fue. Y por algún motivo decidió enviármela tantos años después.
La carta tenía mi nombre subrayado y solo tres palabras: Siempre te esperaré.

jueves, 19 de agosto de 2010

Olvido

Lento recorro tu cuerpo.
Indagando suavemente tus refugios.
Golpeame con tus latidos. Baja la guardia de una puta vez...
que la noche está comenzando... y ya nada puedo perder.
Asomate a la ventana del deseo y deja volar los pájaros.
Busca hoy entre mis sábanas, lo que alguna vez dejaste olvidado.

sábado, 14 de agosto de 2010

Canción

"Soy libre... libre hasta el fin" cantaba Tomichelle en un recital capitalino.
Canción que me dedicó él mismo.
Busco el sentido de la palabra libertad. Mientras me aferro irresponsablemente, a la soga del recuerdo.

Historia de amor

El mediodía de agosto, trajo uno de los peores dolores que un ser puede sentir.
No había qué comer y mi padre decidió enviarme a casa de su hermana. Donde podría comer lo que quisiera y quedarme un tiempo.
Yo me negaba a subir a ese colectivo que me alejara de casa. Que me alejaba de él.
Subí llorando y a las cuatro cuadras me bajé.
Al volver a casa lo encontré raspando un sartén buscando algo que le calme el hambre.
Me miró y vi el dolor en sus ojos. La impotencia lo hizo llorar. Me abrazó y reprochandome haber vuelto,  besó mi cabeza.
Estábamos los dos. Solos por la vida. Yo tenía unos nueve años pero me sentía padre.
Recuerdo que esa tarde que comenzaba sin comida, sellamos aún más, los lazos que nos unían.
En las buenas y en las malas, íbamos juntos.
Padre e hijo, hermanos de la vida, amigos de corazón.

viernes, 13 de agosto de 2010

Sueños IV

De niño soñaba con una mujer.
Soñaba que me miraba mientras yo jugaba. Quizá oculta detrás de un árbol, o tal vez desde la esquina.
También la imaginé llegando con su bolso y su tapado marrón. O esperándome a la salida del pasillo, parada frente a mi portón.
Mi viejo me habló mucho de ella. Me la describió como una mujer de mediana estatura. Con el pelo claro y rostro sufrido.
Pasó mi niñez y el sueño fue quedando detrás de otros sueños. Quizá mas propios, de un joven que comenzaba a descubrir un mundo de posibilidades.
Pero una noche. solo una noche. El joven volvió a ser niño. Se durmió entre las caricias de su madre. Volvió al calor que no sintió durante veintidós años.

Volver a verte

Pasaron siete años hasta que la volví a ver.
Llevaba el pelo mas largo  y la mirada más triste.
Tenía en sus manos, las marcas inobjetables del paso del tiempo.
-Que necesita? Preguntó, detrás de la tranquera cercana a su casa.
No me había reconocido.
Yo pesaba unos cuantos kilos más y mi vestimenta era muy distinta a la de aquellos años.
-Soy tu hijo. Dije con voz aún mas ronca.
El abrazo llegó poco después y duró más de lo imaginado.
Ya sentados en su mesa, hablamos de la vida entre mate y mate.
Es curioso hablar con tu madre y sentirte un extraño. Tal vez sea eso para ella.
Aunque un día de enero, se que llora en silencio.

jueves, 29 de julio de 2010

fantasmas IV

El colegio Nacional Agustín Alvarez, es conocido por sus célebres alumnos, cuyos nombres inundan los carteles de las calles de Mendoza.
Pero también por sus fantasmas. Sobre todo el de un ex rector, quién dicen, se pasea los domingos por los patios avejentados del colegio.
En otro sector, en el patio de los paraísos, se suele ver a un ex jefe de preceptores. Quien desde las sombras, controla a primera hora a quienes llegan a sus aulas.
Al parecer nunca se los vio juntos, o nadie por lo menos así lo aseguró.
Imagino esa escena y me dan escalofríos. Los dos ahí parados, frente a frente. A ver quien es, el primero que se olvida que es un fantasma... y sale corriendo.

Calles VI

Las calles de Buenos Aires, parecían gritarme a cada paso... volvete!!!
Les hice caso una mañana sin lluvia.
Dejé una cama desarreglada, una bicicleta, el jabón y un cepillo de dientes.
Dejé también una historia sin contar.
Un vuelto sin pedir, un beso sin dar.
Por lo demás... por todo lo demás. Es que estoy acá.

hechos II

Cierto día, estábamos en el patio de casa con mi padre.
Tomando mate bajo la parra y charlando.
Hablábamos siempre de lo mismo. Los temas iban desde las aventuras de tres esquinas, hasta las desventuras de la ciudad.
Recuerdo que me contaba las historias de una forma que las podía ver. Y con el tiempo las aprendí de memoria.
Sin interrumpir, ya sabía los finales de cada una de ellas.
La historia de un amigo suyo, el "sarna" cariñosamente. Había escrito su punto final hacían unos años, cuando según nos informaron, había muerto en una calle hostil de un barrio cercano.
La noticia llegó de buena fuente y además se esperaba un final parecido para dicho personaje.
Esa tarde, mientras me pasaba el mate y trataba de prender un cigarrillo. Sonaron unas palmas de alguien que venía entrando por el taller. Al verlo, mi padre quedó mudo del asombro. Era el sarna!!!
Yo no creía en fantasmas y menos si éstos olian tan mal. Asique volví a poner agua al fuego para seguir con los mates.
Esa noche se quedaron charlando hasta la mañana. Como si recien se conocieran.

Sueños V

Hoy te soñé en mis brazos.
Pude sentir el aroma de tu piel.
Acariciaba tu frente suave como tu pelo.
Pude caer en tu mirada y desde lo profundo, verme ahí arriba... mirandome como un pelotudo.

Fantasmas I

Dellepianne 285 primer piso, habitación 12.
La vieja pensión que me recibió durante mi exilio del corazón en Buenos Aires. No se llovía y tampoco vi ninguna araña mas grande que una naranja.
tenga cuidado- me dijo Jorge. El encargado de no limpiar.
A veces carlitos se pone a jugar y mueve las mesitas de luz cuando uno duerme-.
Carlitos, le llamaban los habitantes de aquella pensión, a un fantasmin que merodeaba el puerto de Campana.
En realidad yo nunca lo vi. Aunque si puedo asegurar haber escuchado, en más de una oportunidad, los pasos agitados de algunos pasajeros ocasionales, que casi siempre terminaban a mitad de calle.

Calles III

Aguado nace en Belgrano. Junto a las vías del tren, entre Belgrano y Francisco Moyano vive una niña.
Es la década del ochenta y el país está convulsionado. La escases de productos se siente en la sociedad. Ella juega en la vereda. Le asusta el paso del tren y el olor de las inyecciones.
Años más tarde, en la misma vereda, dirá un adiós corto, pero tan profundo, que ni el tren volverá a pasar.

Fantasmas II

San Telmo tiene esa magia de domingo por la tarde.
Frente a la plaza Dorrego, el café dormido en el tiempo.
En su mercado, la panadería Miguelito, aún la atiende don Miguel. Quién con casi noventa años, sigue separando tres media lunas a las cinco de la tarde. Porque, según él, Anselmo Cataffi, el bandoneonista muerto hace más de medio siglo, las pasa a buscar al cierre. Cuando ya nadie está trabajando.

Calles I

Quien ha visitado Santiago de Chile, conoce la calle Suecia.
Bien se sabe que no conviene caminarla por las noches ni visitar sus antros.
Mucho menos si uno anda con el corazón fracturado y noventa mil en la bolsa.

(gran hampa) Barrio V

Estuvo en mi casa visitando a un tío mío que vivía con nosotros, no recuerdo su cara aunque me la imagino llena de marcas. Supimos de muchísimos atracos que hacia en los alrededores y que la policía no podía matarlo.


Por más que le disparaba a quemarropa, él siempre escapaba.

Se le acusaba de algunas muertes, pero creo que era más parte del folclore que otra cosa.

Lo cierto es que al final, los disparos pudieron con el. Fue una noche donde lo atraparon medio enfermo y no pudo correr muy rápido.

Lobisón

Como en todos los barrios de Mendoza y creo del mundo. El lobisón anduvo haciendo de las suyas.
En la zona, se atribuía esa espectral forma de lobo, al séptimo hijo varón de un bodeguero vecino.
Fue la causa de volver temprano sin rezongar. Aunque varios nos animábamos a ir en busca de pruebas, alguna que otra noche.

La noche que no oscureció

Una tarde noche de verano habían cambiado los focos de las esquinas por unos distintos, nos juntamos como siempre a jugar el tercer turno que duraba de siete a nueve y media como mucho, estaban todos, los de siempre, pero esa noche el mercurio llego al barrio, parecía de día!!! Jugamos a la pelota como hasta las doce, ningún vecino se quejo.

Adios Blues

Cuando desperté, la balsa atravesaba la corriente central del Paraná. La llovizna había empapado mi ropa y también mi barba de una semana. Regrese a la pensión, a las cuatro paredes llenas de historias con la esperanza de no convertirme en una mas de ellas.

A las seis y dos minutos de la mañana, pisando un blues más oscuro que lo normal, la voz del Beto Casella abrió el programa de una forma no común: La puta que lo re-mil parió.- Dijo- Se mato el Carpo. Segundos después apague la radio.

Soledad

Casi muero de pena al verte ir entre las acequias de tierra y los árboles pelados, sabía que no te volvería a ver, no estaba escrito en algún maldito libro de quejas sin quejas, pero lo sabía. Como supe tantas veces que a la vuelta de la esquina me esperaba sonriente y complaciente la puta soledad, que en ocasiones me enamora, pero luego, como siempre, termino odiándola.

Hechos

El tiempo se encargo de terminar lo que empezó catorce años atrás. Basto con parecer adolescentes, entregados al peligro y la pasión, fugitivos de todos y a la vez locos de libertad.

La noche termino a escondidas, se fue lentamente de mi cama, velozmente de mi casa y alegremente de mi vida.

Preguntas

Temblando llegué a su boca. Tomé sus manos con las mías y nos fundimos en un beso.


Qué le pasa a mi corazón que late tan fuerte? Será la proximidad de su pecho contra el mío? Será que este momento estaba escrito en nuestros destinos?

Me preguntaba tantas cosas... mientras solo quería avanzar.

Fuimos cayendo sobre la alfombra sin despegar nuestros labios. Con los ojos cerrados, por no romper la magia, o tal vez por el miedo a despertar.

Fui recorriendo su cuerpo lentamente. De donde vino este deseo insaciable? Porqué éstas ganas de morderte. de explorar tus límites más ocultos? Llegaré a conquistar tu más salvaje orgasmo? Te veré temblar a mi lado. Suplicando una vez más sentir lo que sentiste?

Porqué las preguntas vienen a mi mente como una tropilla? Si aún estoy sobre ti, con los ojos ya abiertos tratando de entender lo que pasa.

Vivir

Pasamos por esta vida llenando los momentos de acciones y palabras. Persiguiendo un fin, que algunos tienen claro. El objetivo es no terminar solos. Nos encargamos de incrementar bienes y afectos, comodidades y placeres. Ayudamos a crecer a los más chicos, pensando en hacerles más fácil el camino, con la esperanza de evitar lo inevitable... estamos absolutamente solos. Interactuando con millones de personas pero solos.

Ante un universo, que nos exige segundo a segundo tomar decisiones. Elegir un spaghetti del plato y aguantar las consecuencias, de la elección propia y la del pelotudo de al lado, cuyo fideo nos enrosco el cuello.

El dolor que produce la uña encarnada lo sentimos solos, como solos quedaremos cuando toquen a nuestra puerta, con la factura impaga de la felicidad.

Noticias

El obispo acaba de renunciar. Lo atraparon con una cámara mientras le hacia el amor un adolescente.

Cuántos besos tiene su anillo? Cuantas cachetadas tiene su palma.

Los errores que cometen las iglesias todas, dan por tierra la esperanza de un cielo.

Santa I

Casi llegando a la esquina, donde alguna vez fue la comisaría y luego, paradójicamente, la guarida de una de las bandas más peligrosas del barrio. Frente a la antigua farmacia, el paredón del viejo Feliciano, era testigo además del paso del tiempo, del sentimiento de Pablo por river, de Ricardo por Cecilia y la misma Cecilia por José. De Ernesto contra los milicos, de Luis contra la madre de Marcelo y de Jorge contra todos y a favor de Cecilia. Sí, la de antes. Sentimientos profundos y puros, triviales y obscenos.

Todos juntos, formaban parte del colorido legado cultural, que mostraba la pared del viejo barrio “El Santa”, por Santa Elvira.

Allá por los años ochenta. Fue en los tiempos del lobisón. Pero eso es otra historia.

Mios

Mi familia de antes, llevaba el crucifijo en el pecho como símbolo de identidad. A misa los domingos y juntarnos en las fiestas.

Mi familia de ahora sigue igual, solo que ya no los acompaño a misa y falto a algunas reuniones.

11/9 Santiago de Chile

Como a las seis cierran todos los comercios, dejan de circular los colectivos y el metro.

No se consigue un taxi ni por casualidad. A las ocho se corta la electricidad y dejan de funcionar algunos teléfonos.

Las sirenas de las ambulancias es lo único que se escucha por las calles.

Las esquinas se visten de fuego y alrededor de éste, un grupo de gente no menor a cinco. Todos juntos conmemoran aquel golpe.

En forma de homenaje queman gomas y tablas. En Santiago, se sienten cada 11 de setiembre los olores de la muerte. Las corridas y los llantos.

La radio, emite los temas de Illapu una y otra vez. “vuelvo a casa compañera” dicen… Como si fuera tan fácil.

Putas

L a alameda esta llena de nostálgicos y de putas.

Las mismas que antes corrieron con sus guardapolvos a cuadritos a subirse al tobogán. Las mismas que festejaron su cumpleaños con globos amarillos y rojos.

Las mismas que se enamoraron y se enamoran. Ellas, las putas, que por veinte pesos se brindan a cualquiera, sin discriminar.

Visten la alameda de sexo. Un sexo frío y casi vacío.

El sexo a cambio de dinero no tendría que verse tan mal. Peor es el sexo a cambio de una imagen de familia feliz, de una vida plástica, de un camino angosto sin salida.

Viejos

Uno a uno se fueron muriendo.
Sus nombres se oyen de vez en cuando.
De a poco van dejando de sorprender.
Las Luisas y los Juanes, los Felicianos y Humbertos, van llenando las cuadras de recuerdos.
Ya vendrán nuevos viejos, que decoren las veredas de tierra, junto al mate que espera por las tardes.
Seguramente serán distintos. Como el barrio.
Los ruidos de la ciudad comienzan a herirlo.
Está creciendo. Ya pocas calles quedan de piedra y barro.
Ya pocas esquinas cuentan con el vigilante de 200 wats.
Pero el olor… es el mismo.
Ese olor que recuerda a los ochenta.
Olor a tarros con malvones. A lluvia, con sopaipillas y té en hebras.
A cabellos mojados, un sábado por la noche.
A calesita llegando.
A campeonato de bochas.
Olor a escuela. A bodega.
Olor a vida… con una pizca de muerte.
Olor a carta.
Olor a libro.
Olor a barrio…
Que no le sobran viejos.

Para Griss

Tres o cuatro grados centígrados más.

Un boleto a la cancha del domingo pasado.

Las huellas de un triciclo, marcadas en el patio de un niño feliz.

Los vientos que besan.

Las palabras que se reprimen.

Un café que va perdiendo sentido.

Algunas culpas molestas.

Dos crónicas del ángel gris.

Los minutos que me faltaron de sueño.

Los sueños, a los que les faltaron un minuto.

Esa canción que dice: “Y desafiando el oleaje sin timón ni timonel, por mis venas va, ligero de equipaje, sobre un cascarón de nuez mi corazón de viaje…”

Los ruidos de mi casa por las noches.

Una llamada perdida; Otra desorientada.

El cigarrillo de madrugada.

Un tango por el polaco.

Los ojos del viejo, llenos de nietos jugando.

Un peine de hotel.

Tres pasos adelante.

Una aspirina.

Dos historias de fantasmas casi creíbles.

Un libro, empecinado en no dejarse terminar de leer.

Una foto carnet, de alguien que se parece a mí.

Diez minutos de lluvia con truenos.

Una copa de vino en San Telmo…Todo eso te regalo.

Lunes II

Con el miedo adherido a la piel, como el paso final antes del abismo.

Como los cuentos que no han visto la luz, y descansan somnolientos en mi cabeza.

La corta vida de mis sueños. Los largos caminos de mis respuestas.

Los pasos de mis suelas, por los bajos instintos del metro de Santiago. Descarrilando carcajadas.

Inoportunas llamadas y ese maldito contestador.

Donde duermen las voces que me despiertan a cada hora.

Sueños II

Maldito sueño que la duerme, cuando más despierta la quiero. Maldito sueño que me aleja de sus labios y del roce de sus senos, con la sed de las yemas de mis dedos.

Maldito el tiempo que no quiere atravesar las retinas y escapar hasta esa noche sin luz.

Ojala queden hojas en blanco, dispuestas a ser penetradas, a mancharse impunes, ante unos ojos bien abiertos.

La tarde empieza y ella duerme. Yo, desde aquí le aguardo. Buscando en lo pasado una gota de consuelo.

No tardes bonita mía. No quiero ser tu recuerdo.

Café República

Cerca de la estación La República, en Santiago de Chile. Bajo la torre de telefónica y la llovizna persistente.


El vendedor de completos, levanta sus bártulos para dirigirse al sur de la ciudad, a alguna vieja pensión con las paredes descascaradas color naranja.


Como cada día a las ocho, yo estoy cerca de la ventana del café República, mirando la torre y mas atrás, mucho mas atrás, la pared nevada que me separa de mi pasado.

Chile II

Antes de volver a Chile, me despido de mi ciudad.

Aunque tengo la sensación de venir despidiéndome hace años.

No consigo hacer lugar en mi mochila… está llena de gente.

Chile III

Bajo la nube toxica de la ciudad. Frente a la autopista en construcción.

Después del mediodía lluvioso de junio, con Sabina rompiendo mis tímpanos y algunas de mis pocas certezas. Con la apariencia de un refugiado y el ultimo llamado telefónico girando y girando en mi mente. La pared de Los Andes se me vuelve cada vez más alta.

Latidos

La noche de Santiago es un tanto extraña. Las paredes pintadas van desapareciendo a medida que la memoria se desgasta.

Los pasos agitados del día, con sus inagotables oradores solitarios por el metro, van dejando libres las calles.

Baja sobre la ciudad una gran nube de costumbrismo y rutina.

Algunos se atreven a salir a caminarlas, con las manos en los bolsillos de sus sobretodos grises o marrones.

Por la ventana abierta de un primer piso de la calle Bellavista, una pareja deja oír sus latidos. Latidos que se convierten en la voz rebelde, de una ciudad, que alguna vez lo fue.

Viejas Puertas

Antes de convertirme en un fantasma, gastaré todos los te amo que me quedan.

Volveré al barrio a la hora de la siesta y tocaré los cansados timbres de los viejos amigos.

Antes de llenar por última vez mis pulmones, dañados por el humo, tomaré las manos de mi padre entre las mías. Lloraré viejas lágrimas indecisas.

Antes de convertirme en un fantasma, recordaré los abrazos. Olvidaré los malos besos. Cerraré una a una las viejas puertas.